martes, 30 de agosto de 2011

In Memoriam.

Te has ido de mi lado pero sé que volveré a encontrarte.
Cómo puedo decirte abuelo lo mucho que has sido para mi, lo mucho que te he querido. Me diste tantas cosas.
Desde pequeña te recuerdo con tus refranes y tus trabalenguas imposibles. Aún parece que escucho nuestro saludo, entrabas por la puerta y me decías:"ay pirata del caribe" a lo que yo respondía:"ay gorrión de la cola colorá". Aún creo que te escucho cantando aquella Zarzamora a la que le pusiste pata de escoba para llamarla Moracoja. Aún te veo con ese bocadillo de atún que tanto te gustaba cenar. Te escucho hablando del Betis, contándome partidos históricos. Te veo haciendo tus excursiones o simplemente paseando por Triana donde no había lugar que pisases sin que alguien te saludara. Todo hay que decirlo, el más guapo que ha pisado Triana.
No sabes abuelo, ahora que me faltas la necesidad que tengo de ti.
Estos tres últimos años han sido duros en ocasiones pero muy gratificantes. ¡Ay abuelo! Cuánto voy a echar de menos sentirte en la habitación de al lado. Cuánto voy a echar de menos despertarme a cada ratito de la noche escuchando que me llamas. Y cuánto voy a echar de menos darte un beso y decirte: "venga abuelo, duerme un poco, que es muy tarde miarma! Al menos sé que ninguna de las noches de estos tres últimos años te dormiste sin un beso mio y un te quiero de mis labios.
Ni siquiera ayer cuando cerraste esos ojitos azules por última vez te faltó mi beso. No me podía creer q dabas tu última bocanada de aire, me aferré a ti, no quería, esta vez no, no quería que te durmieras, aunque esta vez te merecías el descanso más que ninguna noche.
Qué puedo decirte abuelo si te llevas contigo mi corazón a cambio del cual me das el orgullo de tu apellido. 
Sé que desde ahora miraré un cielo que estará más azul si cabe por tu mirada. Sé que desde allí estarás pendiente de nosotros. Que te asomarás a ese cuarto anillo cada domingo en casa para vigilar al árbitro y que no fastidie a nuestro Betis. 
Hoy me he despedido de ti, he entrado en aquella capilla y cuando te miraba parecías dormidito, aún pensé que te despertarías, y sí, algunos dirán que fui una loca, pero necesité darte de nuevo un último beso, eres mi abuelo, y para mi nunca habrás desaparecido, hoy cuando te he besado sólo estabas dormido.
Te quiero abuelo. Cuando nos reencontremos lo único que haré es volver a decírtelo frente a frente porque en cada día de mi vida habrá un hueco para recordarte mientras mi corazón lo repite.
Buenas noches abuelo. Son las 3.14 descansa un poquito cariño. Te quiero. Hasta mañana.