martes, 29 de enero de 2013

Si....

Si escuchando acdc mis caderas buscan desenfrenadas las tuyas.
Si con el último sorbo de gintonic mis labios se pegan a los tuyos.
Si con el sonido de un tacón que se desprende de mi pie marcamos los pasos hasta la cama.
Si llenamos la cama de gemidos.
Si golpeamos baquetas como besos.
Si nos tocamos como cuerdas de guitarras.
Si amplificamos el respirar de nuestro placer.
Si no dejamos nada en el olvido.
Si nos olvidamos de todo juntos.
Si somos solo tú y yo, yo y tú, en un devenir de pasiones húmedas.
Si amanecemos y nos besamos para siempre....

sábado, 26 de enero de 2013

De las muñecas al amor.

Sentada en el cuarto. Medio a oscuras. La vida no le pasaba por delante, se le echaba encima.

Miraba atrás y todo parecía haber corrido tanto desde que jugaba con muñecas. Se había hecho mujer sin percibirlo. Había pasado de soñar con ir a la universidad a despertarse de la pesadilla de haberse licenciado. No encontraba rumbo y lo buscaba aquel día mirando sus muñecas.

Cogió una y se puso a peinarla con la mirada absorta por sus pensares. Pensaba en todo lo que le había ocurrido y cuánto había aprendido. Pensaba en lo que estaba viviendo para sin darse cuenta volver a soñar, como cuando era una adolescente, con lo que quería que le sucediera.

En otro momento hubiera querido perderse en un gintonic, ahora sólo quería encontrarse en el cuerpo de él. Si. Estaba enamorada. Y por vez primera sentía que le correspondía. Pero la vida se ensañaba con ella o así lo sentía aquella tarde. Tenía el amor verdadero en su vida pero a kilómetros de distancia. Y ella, que lo sentía tan sólido, tenía miedo de que se le escapara como agua de la palma de sus manos.

Sólo quería beber de ese amor hasta que la vida se le agotase. Despertarse cada mañana buscando su mirada. Oler su piel y abrazarle. Jugar cada amanecer bajo las sábanas recorriéndole el cuerpo llenando de besos toda su piel, hasta perder la cabeza y entregarse a la pasión que sólo con él había descubierto. Quería hacerle el amor hasta que el amor sobreviviese al sexo.

No sabía si había madurado o no cuando se percató de que en lugar de pensar en la vida mundana, el trabajo, la política, o los problemas que azotaban aquella difícil época, ella solo pensaba en el amor que le tenía para acabar haciéndole el amor con su pensamiento.

De repente se sacudió la cabeza para salir de la ensoñación. Era hora de dejar de pensar. Era hora de luchar por lo que quería. Era hora de estar más cerca de él.

Miró a su muñeca. Estaba perfectamente peinada.