domingo, 27 de noviembre de 2011

Sueños rotos

Una habitación oscura. Una cama vacía, pequeña a simple vista, grande cuando te metes en ella. Puedo caminar entre los centímetros de esa cama. Viajar entre mil recuerdos sin moverme de la frontera de sus sábanas. Ahogar mi llanto en su almohada y no querer volver a respirar.

Puedo salir de esa cama y creer que extiendo mis alas y vuelo. Y sin embargo saber que ni tengo alas ni puedo volar. 

Sueños que te hacen pensar que puedes alcanzar lo inalcanzable. Sueños del que despiertas bruscamente, con el corazón vacío, con el estómago revuelto. Sentirte una niña de siete años a los veintisiete porque creíste el cuento. Y volver a los veintisiete porque el cuento de hadas pasó a ser novela de terror.

Y a pesar de ello quieres volver a ser niña. Quieres volver a creer en el cuento. En el fondo es lo que te hace querer seguir adelante. Pensar que tienes un hada madrina que te regalará un precioso traje y hará para ti de una calabaza la más bella de las carrozas. Y encontrarás al príncipe adecuado.

Y siempre sueñas que ese príncipe será para siempre. Y siempre deseas no despertar. Y siempre quieres viajar entre las sábanas, no con recuerdos sino en la autopista de su cuerpo.

Y despertar...




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