martes, 18 de octubre de 2011

Amor, Desamor y Sueños...Siempre Sueños

Dicen que el amor y el desamor inspira a poetas, pintores o cantautores. Yo creo que inspiran al alma de todo aquel que tiene la capacidad de conmoverse ante ellos.
Sin duda el amor que es capaz de erizarte la piel, de sonrojarte, de acelerarte el corazón, hacerte reir, hacerte llorar...es la más bonita de las experiencias que alguien puede vivir aunque el desamor aceche. Ese desamor que te quebranta, te parte el alma, te deja el corazón hecho añicos, te recluye entre las paredes de la soledad, te vacía, te enfría, y te hace apartar de ti aquello tan bello que le precedió.
Pero, ¿dónde dejamos los sueños? ¿Acaso ellos no tienen el poder de inspirar? ¿Acaso no son la inspiración en sí mismos? Los sueños son los únicos capaces de romper la barrera que nos deja el desamor. Cuando aquel día decidimos no volver a amar no contábamos con que cuando la noche cae nos hace soñar. No contábamos con la debilidad de un corazón que no entiende de razones ni decisiones.
Tan sólo, un día te despiertas y has dado tu brazo a torcer por un sueño. El de unos ojos con su mirada, unos labios con sus besos, y una compañía como la suya.
Cierto, soñar da miedo. Y da miedo porque comienzas de nuevo el ciclo, de nuevo amas, piensas a diario en el amor, te apetece reir, oler el azahar en primavera, oler las castañas en otoño, beberte su sonrisa a besos, arroparle con miradas, tocarle...Pero no olvidamos que a la vuelta de la esquina nos está acechando un desamor por mucho que nos aferremos a la idea de que no nos quebrantará de nuevo el sueño. Y vuelta al sueño.
Confieso ser de las que creen en un amor eterno, pero confieso ser de las que se asustan ante el sueño del amor; la vida marca tus pensamientos como las arrugas la piel.
Y al final del sueño...
Al final del sueño has amado y con ello debemos quedarnos, porque eso es lo que nos dará la oportunidad de encontrar el sueño definitivo, el que únicamente acabará envuelto en canas.

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