Dices que me tienes en tu recuerdo una vez yo te he olvidado. Me hablas de amor cuando te he superado. Y me miras como nunca ahora que no te deseo.
Hablas y tus palabras resbalan por mi cuerpo expulsándolas. ¿Qué vienes a decir? ¿Con qué derecho vienes a pedir? ¿Cómo es posible que te atrevas? ¿Qué quieres demostrar?
Sigues siendo el mismo de siempre. El mismo egoísta que ama el sonido de su voz y es un sordo ante quienes le rodean.
No echas de menos abrazarme, echas de menos que te abrace. No extrañas besarme si no la forma en que te besaba. No echas de menos mi risa, echas de menos reír conmigo.
¿Y ahora dices que te has dado cuenta que me has perdido?
Cuántos hemos vivido todo esto. Hemos amado y nuestra ilusión nos hizo pensar que éramos correspondidos. Nos han abrazado una vez y hemos sonreído antes los cien abrazos que le dimos. Nos han besado una vez y hemos saboreado los cien besos que le regalamos.
Sí...aunque en la distancia sientas que se ha reído de ti vuelve a sonreír porque por encima de cada risotada por tu presumible estupidez, está tu orgullo por haberle cuidado, amado y deseado.
No me importará ser mil veces la que se acerque a besar pero no volveré a permitir que me retiren los labios. Nadie será jamás poseedor de mis recuerdos, ni mis recuerdos me poseerán. Y no viviré el futuro partiendo del pasado.
La vida puede ser bonita; voy a luchar por que lo sea.
Del pasado, sólo regresan fantasmas, como dice un amigo mío.
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