Quisiera mirar mi cara reflejada en algún gintonic a medio vaciar mientras busco entre sus hielos los recuerdos de mis besos en tu espalda.
Quisiera pararme en un sorbo que me recuerde el amargor que mi lengua recogía de tus labios.
Quisiera dejar la copa en la mesa para echarme suavemente sobre ti y hacerte pecar.
La luna me ha dejado sola entre mis recuerdos y siento que me ahogo en ese gintonic. Y mientras la música atrona en mis oídos tapando el sonar de mi llanto inconsolable, me parece que puedo tocarte de tan nítida que aparece tu imagen en mi cabeza. Dudo. Aturdida por el alcohol, la música, la pasión y las ganas, dudo si estás ante mis ojos. Echo la mano hacia delante y traspaso tu cuerpo. No estás para tocarte.
Sin embargo me estremezco al pensarte. Te deseo tanto. Te necesito tanto. Te busco tanto. Y la luna me ha dejado tan sola para recordarte.